Al Constance - mi blog náutico

Espacio blog donde se exponen vídeos, notas de prensa, artículos y noticias relacionados con el mundo de la náutica y el mar.

24 may 2011

Al Constance

Ayer me dieron la triste noticia que mi amigo Henri, la persona que me ha enseñado a navegar a vela y le debo todos mis conocimientos, ha vendido su barco, el Constance II, un first 36.7 del año 2002, en el que me inicié y aprendí todo lo que sé hasta ahora.


First 36.7



Cuando aprobé la titulación de Patrón de Yate en el año 2003, nunca habia navegado a vela, siempre habia sido a motor, así que aproveché para hacer las prácticas de vela para que me habilitasen a esta modalidad y adentrarme en este mundillo. Así que le pregunté al monitor, Roberto, si había alguna forma fácil de navegar a vela sin coste alguno ya que soy de un pueblo cerca de la costa y podía acercarme siempre que quisiera y con medios limitados porque era estudiante, y él me dijo que siempre hay gente que busca tripulación sobretodo para regatear, así que me enroló para hacer regatas en el barco de su amigo Henri, un francés jubilado que vive unos meses en Francia y otros meses en España, nunca meses fijos, es según le conviene, pero si que pasa el verano aquí.

A partir de ahí, empezamos a entablar amistad, y yo empecé a aprender como nunca, la verdad es que cuando más te exigen, más rápido aprendes, y en una regata que las maniobras son tan rápidas, no tienes más narices que aprender, y más en un barco con tanta precisión como éste que todo es más complicado aún..., hasta tal punto que nos llamábamos para ir a navegar a pasar el día y dar una vuelta porque hacía buen tiempo o bien porque quería probar algún arreglo del barco y le gustaba que le acompañase.

Yo le debo todo a él, siempre se ha empeñado en enseñarme a navegar en todas las posiciones posibles en el barco, tanto el timón, como en el trimado del génova, mayor, y spinnaker, hasta consiguió una vez que yo, con el vértigo que tengo, subiese al palo para arreglar el puño de driza del génova que se había atascado...

Podría contar mil historías que he vivido abordo del Constance, pero voy a contar una anécdota que me hizo mucha gracia: hubo un dia que quedamos para navegar al principio de conocernos, y cuando llegué al puerto aquella mañana de un sábado de noviembre, me recibió con un muy amable saludo, como siempre, y me preguntó que si sabía bucear, yo le dije que sí, y que me gustaba mucho. Entonces yo me decía a mí mismo que con lo que sabía de la zona y del mar, además es buen buzo tambien, que me llevaría a algún sitio para ver algo... , y me preguntó, -¿cuantos metros bajas a pulmón?-, y le contesté que lo máximo que habia bajado habia sido 12 metros pero unos años antes, que en ese momento no lo sabía exáctamente, y me dijo, -entonces, perfecto, porque ayer por la tarde se me cayó una llave inglesa al agua más o menos por aquí (señalándome al lado del barco, dentro de las sucias aguas del puerto) y solo habrá unos 3 metros...- jajajajaja.... así que me tuve que poner el neopreno y bajar a por la llave inglesa, jajajajaja,  lo bueno, es que el agua estaba muy turbia, apenas se veía, pero me marcó una referencía atando un martillo a un cabo y en dos inmersiones la encontré, por supuesto, cuando subí abordo, lo primero que hice fue darme una ducha en el baño del barco...

Tambien le debo que la primera travesía a Formentera e Ibiza fue con él, mi hermano y mi cuñada, fuimos 4 días que los disfrutamos al máximo tanto en navegación como en visita turística por las islas... haciendo noches en calas, cosa que tampoco habia vivido hasta entonces y disfruté una barbaridad... por supuesto que él tambien las conocía a la perfección y me enseñó muchísimas cosas de allí. Ah, se me olvidaba, yo tampoco habia pescado nunca un atún, y en la ida pescamos dos, pero devolvimos uno al mar porque para cenar esa noche nos bastaba con uno... buenísimo, cocinado por mi cuñada Laura.

Bueno, lo dicho antes, podría escribir más historias y más historias, hasta completar un libro, pero no procede , así es que lo que hago es despedirme del Constance, un barco que nunca olvidaré ni todos los momentos que he pasado abordo suyo con su armador, amigos suyos y mios que tambien han venido a pasar buenos momentos ,y sobretodo agradecer a mi amigo Henri todo lo que ha hecho por mí, que aunque el barco no era mio, él consiguió que yo me sintiera como si lo fuera.

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